Melina tardó bastante tiempo en entender que la soledad no es la condición ideal para escribir. Durante muchos años estuvo prendada de aquella entelequia woolfiana de las “5000 libras y el cuarto propio”. Luego se dio cuenta de dos cosas: que ese ideal dejaba fuera las convivencias y que podría funcionar solamente para una escritora que ya es rica o que aspira a dedicarse a escribir a tiempo completo. Como la escritora chicana Gloria Anzaldúa ha puesto de manifiesto en su Carta a las escritoras tercermundistas: “Olvídate del cuarto propio, escribe en la cocina, enciérrate en el baño. Escribe en el autobús o mientras haces fila en el Departamento de Beneficio Social o en el trabajo durante la comida, entre dormir y estar despierta”.
Melina retoma sus palabras para situar el proyecto que aquí presenta, y que considera atravesará siempre su escritura: las dificultades que las adversidades económicas, la violencia y las tareas de cuidado traen a nuestras vidas, lejos de alejarnos del ámbito de la creatividad artística, enriquecen las experiencias de escritura, poblándolas de voces e historias; y, en fin, nos dotan de una mayor sensibilidad e inteligencia para poder sobrevivir y narrar el presente.
Melina realiza su residencia en Can Serrat en septiembre de 2025.