Manifiesto del artista extracto de “Carta Dorada”
Respiro profundo y lo llevo a la pelvis. A mis órganos sexuales. El paseo es lo que me hace feliz, lo que
me sale bien. Me son bienvenidos los sonidos y los reflejos entre las ramas, entre los pasos y las
personas en las esquinas, en las puertas quietas de las cosas. Se traspapela el tiempo como un trámite
y me da dolor de cabeza. Se me tensa el cuello, la espalda es una arcilla seca que quiere desarmarse.
No quiero vivir mis días y mis horas como si fueran un trámite. Porque estar aquí es el azar que me
abraza. Y porque es la excusa para no disfrutar jamás. Por eso paseo. Soy tan radiante y hermosa
cuando gozo sin pensar todas esas cosas. Te propongo una vida en la que todo sea una posibilidad
para andar, o para tejer un almohadón. (…)
Sobre el proyecto “Los Caballos Imaginarios”
“Los caballos imaginarios” es un libro de cuentos que retrata a artistas del presente. Trabajo con ellos escarbando en la intimidad de su proceso creativo. Se enojan conmigo, me odian me aman, me ocultan cosas que intento sacar a la luz. Estos retratos a veces son anclados a los hechos. Otras, se abrazan a la atmósfera que el artista crea, la tomo y construyo con eso un mundo que espero refleje el núcleo del artista. Me gusta esa esquina en donde la realidad y la fantasía se toman juntas un trago. La llamo la esquina de Sarmiento y Agüero.
Otro límite difuso en este proyecto son los lugares. Los artistas del libro vienen de distintas ciudades. Algunas veces luchamos con los estereotipos. Estas historias son una invitación para dejarlos a un costado. O para acostarse con ellos si es necesario. Este es un libro latinoamericano.
Me gusta pensar que este libro es también una colaboración. En mi sueño, la presentación del libro es la presentación del trabajo de los artistas retratados en los cuentos.